Se reconoce un acuerdo
internacional en cuanto a aceptar que existe una relación entre el Síndrome de
Asperger y el continuo del espectro autista. Pero, a la vez, existen
diferencias respecto a si ambos trastornos constituyen una misma entidad
clínica, lo que sigue siendo motivo de estudio y discusión entre los distintos
autores. El estatus nosológico del Síndrome de Asperger como categoría diagnóstica
independiente y diferente del autismo ha generado numerosos estudios y
aportaciones de los especialistas, sin que hasta el momento los datos sean
completamente concluyentes.
Al comparar los criterios
del trastorno autista y de Asperger se observa que entre ambos cuadros
diagnósticos hay determinados aspectos comunes:
* Presentan las mismas
dificultades características de los Trastornos del Desarrollo: trastornos
cualitativos de la comunicación e interacción social y patrones de conducta y
actividades restrictivos y repetitivos.
* Los alumnos con Síndrome
de Asperger y con autismo de alto funcionamiento tienen un nivel de
inteligencia normal o superior a la media, incluyendo conducta adaptativa
(diferente a la que se presenta en la interacción social). Los niños con Síndrome
de Asperger, con mayor frecuencia que los alumnos con autismo de alto funcionamiento,
pueden presentar habilidades específicas en determinadas áreas.
En cambio otros aspectos,
como la edad de comienzo y los déficits en las destrezas motoras pueden marcar
la diferencia entre estos dos trastornos. Según Gillberg y Ehlers (1998), las
discrepancias se centran principalmente en cuatro áreas:
* Nivel del funcionamiento
cognoscitivo
Alrededor del 80% de los
sujetos con autismo presenta también retraso mental. Sólo un pequeño grupo de
personas diagnosticadas como autistas obtienen resultados medios en las pruebas
psicométricas, mientras que los individuos con Síndrome de Asperger no tienen
retraso en el desarrollo cognoscitivo. Analizando los resultados obtenidos en
las distintas sub-escalas de los tests, aparecen ciertas diferencias: si
comparamos los resultados de los niños con autismo de alto funcionamiento y con Síndrome de Asperger, los
segundos obtienen mejores resultados en las escalas verbal, memoria verbal y
percepción auditiva, mientras que tienen mayores dificultades en cuanto a
habilidades no-verbales, integración vasomotora, percepción espacial, memoria
visual, formación de conceptos no verbales y percepción de emociones.
* Destrezas Motoras
A pesar de que el retraso en
el desarrollo motor no es un criterio imprescindible para el diagnóstico, la
mayoría de los niños con el Síndrome de Asperger presentan un bajo nivel de
coordinación motora general y de control en la psicomotricidad fina. Sin
embargo, algunos niños con autismo de alto funcionamiento también tienen
dificultades en esas áreas. Los estudios realizados hasta el momento no aportan
suficientes datos que nos permitan discriminar en este ámbito.
* Desarrollo del Lenguaje
En el área de lenguaje es
donde aparece la mayor discusión. Mientras que el DSM IV y el CIE 10 consideran
como criterio diagnóstico del Síndrome de Asperger que el desarrollo del
lenguaje es normal, (sin “evidencia significativa” de retraso en el desarrollo)
importantes autores destacan la peculiaridad del habla y lenguaje como rasgo
característico. Estos profesionales defienden que los criterios diagnósticos de
la DSM-IV son cuestionables, porque el lenguaje en el trastorno de Asperger
claramente ni es normal ni típico, sino que es bastante frecuente que se dé un
retraso en la adquisición del lenguaje, y que éste, una vez adquirido sea
concreto, literal y formalmente correcto o incluso “demasiado correcto y
formal” (Riviére, 2001). Puede darse un retraso inicial en la adquisición y
posteriormente un rápido avance en cuanto a vocabulario y estructura
lingüística. El lenguaje de los alumnos con Síndrome de Asperger se
caracteriza, siguiendo esta corriente, por un habla pedante y escasamente
modulada, habilidades de conversación pobres, e intensa preocupación sobre
temas muy concretos. Se da un buen desarrollo de los aspectos formales y
estructurales del lenguaje, pero fallan los aspectos comúnicativos. En
determinados casos, pueden ser niños muy callados, tanto que incluso los padres
pueden tener dificultades para recordar detalles del desarrollo del lenguaje.
Generalmente inician interrelaciones sociales y conversaciones, aunque éstas se
reduzcan a sus temas de interés utilizan una verborrea que al interlocutor le
resulta excesiva.
Los niños con autismo de
alto funcionamiento presentan no sólo un retraso importante en la adquisición
del lenguaje, sino también unas pautas evolutivas en este campo claramente
desviadas del proceso normal: disminución o ausencia de balbuceo, ecolalia,
confusión pronominal, expresiones repetitivas, escaso vocabulario, dificultades
de articulación y expresión. Los sujetos con autismo tienen mayores dificultades
en cuanto a la comprender y usar patrones de entonación para expresar diversos
contenidos en distintos contextos comunicativos. En las conversaciones suele
realizar comentarios o expresiones fuera de lugar, omitiendo la información
necesaria para que el interlocutor pueda entenderle.
* Edad de Comienzo
Actualmente, la mayoría de
los autores están de acuerdo en que los trastornos del desarrollo se pueden
detectar a partir de los 18 meses. A una misma persona se le puede diagnosticar
como autismo del alto funcionamiento en una etapa de su desarrollo y
posteriormente como Síndrome de Asperger. La incorporación a la escuela puede
suponer un hito, ya que es el momento en el que las dificultades de
comunicación e interacción social se hacen más evidentes. Por este motivo, algunos
profesionales consideran que el diagnóstico de Síndrome de Asperger no puede
realizarse hasta que se inicia la escolaridad.
Consejería de Educación, Et al. El Síndrome de Asperger. Respuesta Educativa. Consejería de Educación. (España) 2007; (vol. 2): 42-44. Disponible en: http://www.psicodiagnosis.es/downloads/t.g.dvolumen2.pdf