No hay una norma fija para indicar qué tipo de terapia sería la más adecuada. En cada caso es conveniente valorar la edad del niño, su nivel madurativo, la historia vital, los factores desencadenantes de las crisis asmáticas y las consecuencias psicológicas en el niño, su familia y el entorno social. Analizando
todos los factores se formulará la hipótesis diagnóstica y la estrategia de tratamiento.
La habilidad de comunicación del clínico, un paciente dispuesto a ser educado y un control regular del proceso aumentan el cumplimiento y reducen la mortalidad. La buena comunicación es la llave para mejorar el cumplimiento, más aun en el caso de los adolescentes.
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