martes, 14 de mayo de 2013

Estrés




EL ESTRÉS EN EL NIÑO




Un niño es capaz de hacer frente a considerable estrés psicológico, siempre que cuente con el apoyo de sus padres o de aquellos adultos que les sustituyan. Inversamente, si el niño está a falta de esta relación intensa y positiva, la más mínima contrariedad puede convertirse en un severo estrés. Para los padres, podemos decir que basta el mero amor generoso del que da sin esperar retorno, considerándose satisfechos con el progreso y desarrollo de su hijo. Sin embargo, los pedagogos y psicólogos, a los que la sociedad ha encomendado el cuidado y la protección de los niños, no pueden satisfacer su cometido simplemente con buena intención y amor a la infancia. EL fondo de conocimientos teóricos y prácticos de un buen psico-pedagogo no debe limitarse a lo que concierne al niño, sino incluir todos aquellos aspectos patológicos del adulto que pueden motivar un comportamiento patógeno o estresante. El instinto es, sin duda, la mejor guía para una madre, de la misma manera que la madurez y la satisfacción social son la mejor guía para un padre. Rara vez se ven los niños sometidos a estrés por maldad; son la negligencia, la ignorancia, la inmadurez y los trastornos emocionales del adulto los responsables.


Referencia Bibliográfica:

González J. El estrés en el niño: Diagnóstico y tratamiento. Karpos (Madrid) 2008; 38 (6): 165-193.


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